Hasta el Final de los Tiempos

Sin título probable

Si habéis jugado a la ruleta, sabréis que como se juega bien es apostando todo al rojo o al negro, o a pares o impares. Si hacéis la apuesta más segura, las ganancias serán mínimas. Si hacéis una apuesta más concreta, las probabilidades de ganar disminuirán considerablemente.
La vida funciona igual. Puedes apostarlo todo a rojo o negro y tendrás las mismas probabilidades de ganar que de perder. Puedes perseguir también metas simples y sencillas, en las que sea complicado que las probabilidades se pongan en tu contra. O puedes echarlo todo a un número y tener pocas probabilidades de acierto.
Pero si apuestas una y otra vez al mismo número, éste acaba saliendo. Porque todo es probabilidad en el juego. Porque todo es constancia en la vida. Y cuando llega el momento en el que las probabilidades te favorecen, el premio conseguido compensa todo lo apostado y es realmente satisfactorio.


DEYZ, Anixel

jueves, 28 de julio de 2016

44. El Amor de tu Vida

ACTUALIZACIÓN, 22/JULIO/2023: No lo voy a releer, pero si es Amor, estoy casi seguro de que ya no pienso así.

El mayor problema de las personas es que confunden sus pensamientos y sentimientos con sus miedos...

Si llevas un largo periodo sin tener pareja estable, o nunca has tenido, habrás escuchado tropecientas veces frases como "¿aún no tienes novia?" o "bueno, ya encontrarás a uno". Si tienes, lo más probable es que pienses que es el Amor de tu Vida (y si no lo piensas, la probabilidad de hacer daño a la otra persona es más alta que de costumbre). Si has roto recientemente, habrás escuchado muchas frases también, por lo general duras y críticas por parte de tus amigos hacia la persona a la que ahora llamas "ex" (porque, claro, nada de la culpa la vas a tener tú nunca). Pero hay una que se da en estos casos prácticamente siempre que hace que me dé mucha lástima el camino por el que estamos llevando las vidas de los seres humanos y que me sirve como introducción a la idea principal de esta entrada. Esa frase viene a ser "no te preocupes, ya encontrarás a otra". "Ya encontrarás a otra"... Como cuando se te estropea la lavadora y te tienes que ir a por otra, y si no te gustan las de Carrefour, pues te vas a El Corte Inglés, y si te parecen muy caras, pues coges la que menos te desagrade de Carrefour y ya está. "No te preocupes"... Como si el avión comenzara a pasar por unas pequeñas turbulencias. ¡Oh, Dios, mío! Lo tuyo con la Sonia se ha acabado. Vale, tranquilos, que nadie pierda los nervios. Ahí hay una Noelia que puede servir de clavo para sacar el otro clavo...
Ése es el significado del concepto de "pareja/novio" hoy en día. Como si la pareja fuera un complemento necesario para el día a día...
De hecho, ¿cuántas veces habréis visto planes de "parejitas"? Sí, sí, esas cenas y esos viajecitos de fin de semana que se hacen los amigos con sus parejas. Y a los que no tienen, ni los invitan. Pero no a malas, sino simplemente porque no tienen pareja. Además, es algo que está aceptadísimo y que se ve muy normal, por lo que nadie se molesta.
Para que veáis lo absurdo que es, voy a poner un ejemplo: "vamos a hacer una cena con bufandas este miércoles. Ángel, te invitaríamos, pero no tienes bufanda, así que se siente. Ah, si te compras una, avisa".
La mayoría de personas no ama. No lo hacen a propósito. Están de verdad engañados. Piensan que lo que sienten es Amor. Pero la mayoría de personas quiere. Pueden querer de manera sana a una persona con la que se compenetran muy bien y llevan ya bastante tiempo juntos, por lo que al final "se conforman" los dos sin darse cuenta. O pueden querer exclusivamente de manera posesiva a otra persona. Y no, señoras y señores; los celos nunca, jamás de los jamases, implican Amor. Por varios motivos, pero el principal es que toda relación realmente amorosa se basa, entre otras cosas, en la confianza en la otra persona.
He aprendido a entender el Amor como algo totalmente subjetivo, así que no seré yo el que juzgue las reglas que cada uno firma en ese contrato invisible con otra u otras personas. Pero siempre quedarán bases como la confianza, la sinceridad, el cariño y el respeto (ya no sólo en una relación amorosa, sino de cualquier otro tipo). Y si no, no hay Amor.
La mayoría de personas tienen relaciones con otras como yo tengo una relación con mi bolígrafo de tinta negra. Siempre llevo mi bolígrafo de tinta negra en el bolsillo derecho de mi pantalón o en el bolsillo interior izquierdo de mi chaqueta. Yo a mi bolígrafo de tinta negra lo quiero mucho. Suelo necesitarlo siempre que salgo para tomar un apunte sobre cualquier ocurrencia que tenga. Cuando se pregunta si alguien tiene un boli, siempre estoy para dejarlo. No me gusta que tarden en devolvérmelo. Cuando se me acaba la tinta, lo tiro y me frustro. Pero cuando llego a casa, cojo otro bolígrafo de tinta negra y me quedo más aliviado. Y así, de manera cíclica, se basan las relaciones de las personas con otras. Como mi relación con los bolígrafos de tinta negra.
La mayoría de personas no es capaz de entender el hecho de que lleve enamorado de la misma persona seis años y que me sienta feliz en ese aspecto, dado que ella es feliz con otra persona que la cuida y la respeta, y encima sigue queriéndome en su vida como amigo. No son capaces de entender que me haga sentir bien el hecho de que la persona a la que amo sea feliz sin estar conmigo; sin que sea mía, de mi propiedad.
Por eso estoy seguro de que el noventa y nueve por ciento de las relaciones que conozco, acabarán dejándolo. Porque no se aman.
El ser humano tiene, como tantos otros animales sociales, el miedo a la soledad. A sentirse solo. Es un instinto primitivo.
Cuando uno o una de nosotros se quedaba solo en la oscuridad de la noche porque se había perdido del resto del grupo, sentía miedo a ser atacado por cualquier depredador que anduviera cerca de una presa fácil como podía ser él mismo. A día de hoy seguimos conservando ese instinto. Nuestras relaciones con amigos y familiares son las que nos dan la seguridad y confianza de sentirnos protegidos, queridos y aceptados por nuestros semejantes.
El problema es que el ser humano ha desarrollado a lo largo de los tiempos ideas racionales erróneas de cara a algunos de esos instintos primitivos. Como la confusión entre la soledad y la soltería. Como si para no sentirse solo, fuese necesario tener ese complemento fundamental en la vida de todos para poder ser felices. Y quien no lo tiene, no es feliz.
Por eso muchas veces hay personas que son capaces de estar sufriendo durante mucho tiempo en una relación. Porque de verdad piensan que están mejor con esa persona que sin ella.
Y por eso muchas veces las personas cuando están en un punto muerto de una relación y comienzan a sentir la menor atracción por otra, se asustan y no se lanzan al vacío. Porque lo que creían que era su cuento de hadas particular, resulta que es mucho más efímero y simple de lo que realmente creían, y por mucho que se quieran, que nadie dice que no lo hagan. Pero no se aman.
Ése es el mayor problema de los seres humanos hoy en día. Piensan cosas que no se pueden pensar (curioso que lo diga yo). Piensan lo que sienten en lugar de sentir lo que piensan. Lo que nos lleva a la oración que encabeza este texto...
El mayor problema de las personas es que confunden sus pensamientos y sentimientos con sus miedos...

DEYZ, Anixel

viernes, 27 de mayo de 2016

43. Un extranjero

ACTUALIZACIÓN, 22/JULIO/2023: Mucha paja. No sé si sigo pensando así o no, porque no la voy a releer.

Me apetece escribir una entrada sin preocuparme por la calidad en absoluto. Sólo quiero plasmar mis pensamientos por aquí. Como de costumbre, pero de la manera más natural posible. Siento que es uno de esos momentos en los que me hace falta de verdad pararme unos minutos a pensar únicamente en mí porque hay algo que falla dentro que empieza a ser serio. Escribo esto pensando más en mí que en ti, cuando por lo general lo hago para los dos a medias, pero me va a servir como terapia personal. A veces suele funcionar. A ver qué tal esta vez.

Últimamente las cosas están saliendo bastante mal. Y sí, ya sé que si lo miro desde otra perspectiva, mi vida es todo lo contrario a aquella frase de Jorge Manrique en las coplas dedicadas a su fallecido padre que decía que "cualquier tiempo pasado fue mejor". Porque si miro atrás, puedo comprobar que, desde que pasó todo aquello, siempre he ido en alza.
Vale, ha habido momentos de rozar el Cielo y momentos de, no arder, pero sí de poner los pies en el Infierno por unos instantes y sentir el asfixiante calor que traen consigo sus llamas. Pero supongo que eso es normal para todo el mundo, ¿no? Todos tenemos momentos de estar arriba y momentos de estar abajo. Algunos llevan sus vidas como una noria y otros las llevamos como una montaña rusa, pero eso ya es cuestión de gustos. El caso es que a todos nos toca subir y bajar, lo cual considero que es bueno para el aprendizaje y nuestra formación como personas. Por mucho que parezca idílico, atascarse por siempre arriba no es bueno. Desde allí ves más, pero desde abajo ves mejor y más de cerca. Se necesita un equilibrio.
El problema es que yo me he atascado en un punto, llamémoslo Limbo, y no sé cómo arrancar de nuevo la maquinaria.
La depresión que llevo cargando desde incluso más atrás de que pasara todo aquello, aunque sé llevarla muy bien a estas alturas de la película, cada cierto tiempo, tengo unos días en los que siento que "pesa" y necesito sobreponerme, lo cual no ha solido ser problema en, al menos, los últimos siete años.
Pero ahora me he quedado en un punto no determinado, pensando en aquella espinita que tengo clavada de que pude hacer más en alguna ocasión y podría haber evitado muchas cosas que podrían no haber ocurrido nunca. Sé que en realidad no tengo "culpa" de nada, porque era muy pequeño, pero aún así, siempre me queda aquello de saber que podría haber marcado la diferencia. Y si alguien sabe de lo que estoy hablando, agradeceré su intención, pero que evite decir "no podrías haber hecho nada", porque sé quién soy y por eso me queda la duda.
Ya no me fío de nadie. Si ya confiaba poco, ahora menos. Y me jode, porque iba bastante bien en ese aspecto. Pero me han abandonado y fallado tan buenos amigos y todos en tan poco tiempo, que es que me da miedo conocer a nuevas personas y que puedan hacerme lo mismo o algo peor. Me espero cualquier cosa de cualquiera, sinceramente.
No sé qué está pasando, pero me estoy aislando de casi todo el mundo salvo los de siempre y me sienta bien, lo cual no debería. Al mismo tiempo, me entran dudas sobre mis capacidades y si de verdad podré hacer todas las cosas que quiero hacer. Y veo cómo va el Mundo con sus guerras, hambre, terrorismo, pobreza infantil, etcétera, y me entran unas ganas de mandarlo todo a la mierda.
No sé... Necesitaba parar porque iba muy rápido y vaya que si he parado.
Ha habido etapas en mi vida en las que me he sentido vacío y siempre había pensado que eran las peores, porque no era capaz de sentir emociones, o las sentía muy, muy, muy mínimamente, vaya. Pero la peor sensación es ésta, porque siento sin sentir; siento sin ser...
Vivo de fuera hacia dentro, mientras que la gran mayoría de personas lo hace al revés; viven de dentro hacia fuera. De toda la vida, he estado fuera de lugar. De toda la vida he sido, soy y seré un extranjero allá adonde vaya, pues no tengo tierra que me identifique.
Esto no es lo típico de "persona cualquiera diciendo que es diferente". Es una realidad. Llámalo "diferente", llámalo "raro", llámalo "peculiar" o llámalo cómo te dé la gana, pero es así.
¿Sabéis? Creo que se acaba de mover algo por primera vez desde el mes pasado. Parece que necesitaba escribirlo, que para mí implica pensarlo de la manera no más profunda, pero sí la más clara porque lo veo tal cual delante de mí.
¿Y qué más da si pude hacer algo? Las cosas salieron de la manera en la que lo hicieron y no hay marcha atrás; sólo se puede mirar hacia delante. Que sí; que siempre tendré la espinita clavada, pero no puedo dejar que me afecte, porque sino iré perdiendo el horizonte.
¿Y qué más da si me han abandonado y fallado? Me hicieron pasar ratos inolvidables en su tiempo y en la Vida pasa eso; te hacen reír y llorar, mientras vienen, van y se quedan, porque hay quienes se quedan. Si temo por conocer nuevas personas, nunca sabré si la que tengo delante será alguien de quien aprendería mucho y que me haría pasar ratos muy buenos y aventuras increíbles.
Y si algo me sienta bien, ¡pues coño! Malo no será. A menos que quisiera matar a alguien o algo por el estilo, pero vamos, que no es el caso... Simplemente necesito mucho tiempo para mí, lo cual ha sido así siempre. Parece que necesito un pelín más.
Voy a hacer todo lo que quiera, porque sé que soy capaz, y voy a poner mi granito de arena para hacer de éste un mundo mejor. Voy a poner toda la carne en el asador por ello y por todo en lo que creo justo y bueno. Viviendo de fuera hacia dentro. Siendo un extranjero.
No basta con decirlo. Voy a hacerlo.

DEYZ, Anixel

jueves, 24 de marzo de 2016

42. Por las calles de Castellón

ACTUALIZACIÓN, 22/JULIO/2023: Es un poema simple, pero me transmite mucha paz. Creo que pase el tiempo que pase, voy a adorar estos versos que ojalá nunca se tuvieran que cumplir.

Por las calles de Castellón
Anhelo a tu lado volver a pasear.
En aquel lugar del montón
Donde nuestros corazones nunca se pudieron tocar.

Siento lástima por todo lo que veo pasar;
Baños de sangre inocente
Y puertas cerradas al prójimo para escapar.

Abrázame fuerte y consuélame;
Dime que siempre te tendré.

Tengo miedo por todo lo que va a pasar;
Países que se bombardearán,
Almas que se apagarán
Y ciudades que se hundirán bajo el mar.

Agárrame la mano fuerte y miénteme;
Dime que todo saldrá bien.

Cuando el día llegue,
Espero por las calles de Castellón
A tu lado poder caminar;
En aquel lugar del montón
Donde en un mundo de guerra
Recordar nuestra Paz.

DEYZ, Anixel

lunes, 21 de marzo de 2016

41. El Pozo

ACTUALIZACIÓN, 22/JULIO/2023: No la voy a releer. Si bien seguro que se puede matizar, creo que esta entrada describe perfectamente lo que fue y es la depresión para mí y cómo he luchado y lo sigo haciendo día a día contra El Pozo.

No recuerdo el tropiezo, sólo la caída. Precipitarme a una velocidad discontinua; a veces a mil por hora, a veces a tres, pero caer a fin de cuentas. Y no poder hacer nada para detenerla. No poder subir, por más que agitara mis brazos y piernas.
Según pasaba el tiempo, veía el cielo más y más lejano, hasta que la luz se convirtió en un punto microscópico que jamás desapareció.
Según pasaba el tiempo, los ruidos y las voces del exterior fueron apagándose hasta que lo único que pasé a escuchar era el leve silbido de mi caída y mis propios gritos de auxilio.
Cuando la caída era veloz, tenía la sensación de que en cualquier momento me estrellaría contra la superficie. Pero cuando era lenta, era todavía peor, porque aprovechaba para erguirme e intentaba nadar hacia arriba, pero era como ir a contracorriente.
En todo momento, una fuerza invisible me empujaba hacia el fondo. En ocasiones, sentía como me abrazaba. Me presionaba tanto el pecho, que llegaba a asfixiarme por unos instantes.
Al final del "viaje", caía a toda velocidad para, justo antes de tocar ese fondo, parar en seco y después impactar contra él...

Sentí que tenía toda la cara ensangrentada y me dolía todo el cuerpo. Me levanté poco a poco, palpando el suelo, que era rocoso, áspero y húmedo.
No podía ni tan siquiera ver mi mano delante de mí. Si al mirar arriba no se siguiera pudiendo apreciar esa diminuta luz que confirmaba que hay algo más allá de este lugar, la oscuridad sería absoluta.
Di toda la vuelta a aquello y pregunté si había alguien más conmigo, pero la única respuesta que recibí fue la de mi propio eco, que primeramente me asustó.
Grité todo lo que pude. Fue en vano; no hubo respuesta alguna.
Al cabo de un rato, me senté, apoyado en la pared, y me puse a llorar. Daba igual lo que hiciese, nadie podía verme u oírme. Al menos eso era lo que creía...
Y entonces empecé a escuchar risas burlonas espantosas y chillidos desgarradores que estremecían todo mi cuerpo y se clavaban en mi alma. Pude divisar lo que parecían sombras de lo que asemejaban a su vez ser demonios, con ojos blancos como única apreciación...
Comenzaron a lanzarse hacia mí. Se quedaban a centímetros de mi ser, gritándome o riéndose en mi cara.
Jamás me han atacado físicamente, pero sus gritos y risas logran, de algún modo, reabrir una y otra vez todas las heridas que me había ido haciendo en mi caída, de las cuales muy pocas han conseguido cicatrizar adecuadamente a día de hoy. Es como si usasen algún tipo de magia negra.
Llevo años sin salir de aquí abajo. El Pozo me asfixia; es claustrofóbico. Sus demonios me consumen. Es como si se alimentaran de mis energías; cuanto más débil me siento yo, más fuertes son ellos.
En el Pozo, he aprendido a mantener la cordura por medio de la locura. He creado luces, he pintado las paredes de todos los colores que conozco y hago que cambien continuamente y he imaginado historias de Amor, Amistad y Aventuras...
Pero en el fondo da igual lo que haga. Estoy atrapado en el Pozo y los demonios han aprendido a atacar mi propia realidad, a oscurecer mi nueva "casa". Destruyen las historias, apagan los colores y "se tragan" la propia luz en cuestión de segundos, como si fueran agujeros negros con consciencia propia.
Yo no puedo hacer nada contra ellos. Me petrifican...
Cuando aparecen, me invaden de miedo, desconsuelo, frustración, desesperanza...
De odio...
De dolor...
De Tristeza...

Aunque por lo general me atacan en grupo, hay veces en las que viene uno en solitario y puedo defenderme algo más.
Entonces, pienso en mis luces en todo momento, sin olvidarme de ninguna de ellas...
Cuando grita, grito yo más fuerte que él...
Cuando ríe, le ataco, y aunque mis puños y piernas lo atraviesan, poco a poco va disminuyendo el tono, hasta quedar en silencio y desvanecerse hasta fundirse con la Oscuridad del lugar, que recupera "mis" colores y luces...
En ocasiones, funciona. Otras no.
A veces viene otro demonio "al rescate" del primero y me atacan juntos. Se me complican las cosas, pero con el paso del tiempo, he aprendido a sobreponerme a situaciones como ésa.
El problema viene cuando me atacan más de dos a la vez, porque no me da tiempo a controlar el "Momento"...
No puedo acallarlos a todos a la vez. Y si me centro sólo en uno, los demás prosiguen con su ataque, y llegan más y más demonios hasta rodearme totalmente y darme la sensación de que ocupan todo el Pozo, lo cual estoy convencido de que es más que una simple sensación...
Siento que hay tantos, que incluso los tengo encima de mí, flotando...
Al final, me petrifican...
Me bloqueo...
Me siento en el suelo y me encojo abrazando mis piernas y escondiendo la cabeza entre ellas, hasta que poco a poco se van marchando y me quedo solo, dejando, claro está, mi cuerpo lleno de cicatrices abiertas. Y entonces rompo a llorar...
Me siento débil y lo odio. Me odio...
Me odio por no poder luchar contra ellos de manera más efectiva. Por dejar que me hagan daño, cuando ni siquiera me ponen un solo dedo encima...
Me odio por no ser capaz de llamar a las luces a que me protejan, porque ellas son todo lo que tengo y no quiero que vean esa parte de mí...
Me odio por no encontrar la manera de salir del Pozo...

Ha pasado mucho, mucho tiempo. Pero ya no estoy en el fondo del Pozo.
No sé qué coño estoy haciendo, ni si lo estoy haciendo bien, pero no me queda otra...
Estoy escalando. Subo sin cesar colocando mis manos y pies, que están llenos de cortes y durezas, entre los huecos que encuentro entre piedra y piedra...
La fuerza invisible sigue empujándome hacia abajo, pero ahora yo soy más fuerte que ella...
Es muy cansado pelear con ella, porque aunque soy sorprendentemente más fuerte a día de hoy, ella nunca se detiene; siempre sigue empujándome hacia abajo...
Sigo llenando cada parte por la que voy de colores. Colores que a veces vienen a apagar los demonios...
Suelen hacerme resbalar un poco, pero logro no caer al fondo...
Nunca he vuelto a tocar el fondo. Es más; si miro abajo, veo que se ha perdido entre la Oscuridad.
Me animaría, pero cuando miro arriba, veo la luz prácticamente igual de microscópica...
Ya no me asustan realmente los demonios o nada del lugar, porque sé que puedo salir...
Pero hay algo que me da mucho, mucho miedo...
Sé que puedo salir, pero no sé si me va a dar tiempo...
El Tiempo...
Cuando pasa es tan lento como martirizador, pero cuando se marcha, es tan fugaz y efímero como la vida de una mosca de mayo...
No sé de cuánto dispongo...
Eso es lo que me da miedo; no poder alcanzar nunca el Exterior...
No poder salir, sentir que el aire ya no pesa y poder correr y saltar por un lugar que no me aprisione...

Los demonios saben que me voy...
Atacan con menos continuidad, porque su hogar es el fondo del Pozo, pero con mucha más fuerza que antes y, aunque ahora logro resistirlos mucho mejor que en el pasado, a veces me bloqueo y tengo que recordar no soltarme de las piedras. Porque si me suelto, caeré.
Y si me caigo, se acabo; no seré capaz de volver a salir...
No del fondo...

Muchas veces me imagino el Exterior para darme fuerzas a seguir cuando no sé de dónde sacarlas...
Aunque creo que nunca lo he llegado a ver (y si lo he hecho, no lo recuerdo), sé, de alguna manera, que allí hay un lugar de ensueño, donde lograré todo lo que me proponga.
Allá donde los demonios no puedan perseguirme.
Donde no haya Pozo.
Donde no tenga que imaginar los colores, porque ya existirán de por sí.
Donde seré Feliz.

Ojalá me aparecieran alas para poder salir volando de aquí.

DEYZ, Anixel

lunes, 29 de febrero de 2016

40. Uno cada mil cuatrocientos sesenta y uno

ACTUALIZACIÓN, 22/JULIO/2023: Ya leeré esta entrada en otro momento. Cómo me moló el doodle de Google de los conejitos (se llama así, ¿no?).

https://www.youtube.com/watch?v=l80UhmiAYVU

Hoy es 29 de febrero. Probablemente será una tontería, pero para mí este día siempre ha sido muy especial. No cumplo años ni nada, pero al ser una fecha que se da cada cuatro años, la uso como recordatorio, hago planificaciones y establezco un punto y aparte en todo lo que esté haciendo; no hago absolutamente nada que no me apetezca hacer hoy. De hecho, hace cuatro años, falté a clase alegando que no me apetecía asistir.
Y es que hoy es un día que se da cada mil cuatrocientos sesenta y uno.
Suelo mirar atrás con frecuencia. Dicen que no se debe hacer, pero yo lo hago, porque la verdad es que cada vez que miro atrás y veo tal y como estoy en estos momentos, siempre puedo comprobar que estoy mejor que en un pasado. Sí, paso por baches y a veces me siento mejor o peor. Pero por muy mal que me sienta en equis momento, no me hace falta más que mirar atrás para comprobar que en lo que respecta a la situación de mi persona, por madurez (considero que las personas nunca dejamos de hacerlo; que es un proceso que dura toda la Vida, aunque hay momentos puntuales donde notamos ciertos "clics" más "grandes" [algunas personas nunca pasan por ellos]), por mis actos y por las personas que me rodean, voy siempre en alza. Por ello considero que soy una persona afortunada, si bien no tanto por lo que "me ha tocado" ser, si no por quien he querido y quiero ser.
Soy los amigos que escojo y me escogen a mí. Soy cada una de las decisiones que he tomado. Y soy cada reacción que he tenido de cara a la adversidad que tocara en su debido momento.
Durante los pasados mil cuatrocientos sesenta y un días me han acompañado amigos que ya conocía y seguirán acompañándome y yo a ellos en esta siguiente "etapa". Me han abandonado personas que conocía de antes y personas que conocí en, la prácticamente en breves, "pasada etapa", algunas de ellas sin ni siquiera dignarse a decir "adiós". Y he conocido también a personas maravillosas que continuarán acompañándome en esta fase del camino.
Incluso he dado con uno de estos seres súper especiales, de esos que marcan el "Momento", y siento que algún día, sin forzar ninguna situación, "algo" pasará; que igual me equivoco, oye, pero ésa es la sensación que tengo.
Planifico las cosas. Es algo que ni puedo, ni quiero evitar hacer. Me gusta tenerlo todo controlado, lo cual en ocasiones me trae frustraciones, pero me es mucho más útil de lo que puede parecer; aunque las cosas no salgan cómo espero en absoluto por lo general, lo cierto es que a la larga observo parte de los cambios que había previsto y veo que "vamos bien". Más lentos, pero muy bien; con calma. Nadie diría que la parsimonia va conmigo. Ni siquiera yo. Pero a largo plazo es un factor muy positivo.
La nota que le pongo a estos cuatro últimos años es de un siete sobre diez. He aprendido mucho, me he formado más a nivel personal y, aunque mis planes han salido desastrosos casi todos, he visto dónde han estado mis errores y no los volveré a cometer (ni que fuera la defensa del Madrid), lo cual es un paso muy importante.
Así que el resto del día voy a utilizarlo para descansar, hacer cosas ociosas y meditar sobre mis planes para los próximos cuatro años.
Si la Vida y la Muerte me lo permiten, voy a empezar a construir las bases para hacer algo grande en esta nueva fase. A ver con qué sensación leo esto dentro de mil cuatrocientos sesenta y un días. Voy a hacer que sea buena.

DEYZ, Anixel

PD: Por cierto, hoy es el Día Mundial de las Enfermedades Raras. Tratad de buscar información sobre ello y contribuid en algo si podéis. Recordad que las ayudas no necesariamente han de ser económicas.

lunes, 25 de enero de 2016

39. ¿Amigos?

ACTUALIZACIÓN, 22/JULIO/2023: Esta entrada fue muy tóxica por mi parte y sacó una versión nefasta de mí. Pido disculpas a todo el que la leyó y pudo sentirse herido. Ya no pienso así.

DEYZ, Anixel

"Todo el mundo quiere tener un amigo, pero pocos se toman la molestia de ser uno".