Hasta el Final de los Tiempos

Sin título probable

Si habéis jugado a la ruleta, sabréis que como se juega bien es apostando todo al rojo o al negro, o a pares o impares. Si hacéis la apuesta más segura, las ganancias serán mínimas. Si hacéis una apuesta más concreta, las probabilidades de ganar disminuirán considerablemente.
La vida funciona igual. Puedes apostarlo todo a rojo o negro y tendrás las mismas probabilidades de ganar que de perder. Puedes perseguir también metas simples y sencillas, en las que sea complicado que las probabilidades se pongan en tu contra. O puedes echarlo todo a un número y tener pocas probabilidades de acierto.
Pero si apuestas una y otra vez al mismo número, éste acaba saliendo. Porque todo es probabilidad en el juego. Porque todo es constancia en la vida. Y cuando llega el momento en el que las probabilidades te favorecen, el premio conseguido compensa todo lo apostado y es realmente satisfactorio.


DEYZ, Anixel

martes, 10 de diciembre de 2013

18. Bola de break

ACTUALIZACIÓN, 22/JULIO/2023: Paja.

Los partidos de tenis, para quien no lo sepa, constan en que el jugador ganador sea el que se lleve el mayor número de sets. Éstos son una sucesión de juegos. El jugador que más puntos hace en un juego, se lo lleva y suma un punto de juego en el set, y quien llega a seis o siete gana (salvo casos de empate en los que se deshace la igualdad de más de una forma distinta).
Los jugadores se van alternando para sacar un juego uno y otro juego el otro. Cuando el que saca eres tú, partes con una ligera ventaja, por lo que el objetivo consiste en asegurarse tus saques y tratar de quitarle tantos juegos al rival como te sea posible.
Cuando te falta un punto para quitarle un saque al rival el término se conoce como "break point" o "bola de break". Dependiendo de en qué posición te encuentres, ganar o perder una bola de break sienta como un "subidón" o un golpe.
La vida es como una sucesión de campeonatos de tenis. Y como en los partidos, en la vida hay momentos en los que nos encontramos en una situación parecida a la de ganar o perder una bola de break. Si estás en medio de un partido y ganas el punto, tienes que saber usar el aumento de confianza en ti mismo y no subestimar la situación favorable. Pero si lo pierdes, tienes que sobreponerte al golpe lo más rápido posible y continuar jugando con más intensidad. Sin embargo, hay ocasiones en las que juegas un partido igualadísimo y, sin comerlo ni beberlo, te encuentras con un match point en contra por medio de un break en el último juego del set.
Se acabó el campeonato. Estás fuera.
Te encuentras solo por el túnel de camino a casa. Ha sido un golpe duro, porque sabes que podrías haber ganado, pero sea por lo que sea, en el último momento todo se te ha puesto en contra. Y es que eso es lo que me ha pasado a mí.
Justo cuando pensaba que podía ganar mi torneo particular y seguir avanzando a por un campeonato más importante, en  el que poder soñar con algo grande, me han dado un par de reveses y me han dejado fuera. Pero al salir del túnel, he encontrado a ciertas personas a las que llamo familia que me han animado a ganar el siguiente campeonato.
Todos vosotros sois a día de hoy mi familia. Gracias.


Lee, Mario

PD: Los del tercer grupo sois tan importantes para mí como el que más. Os he incluido a todos en el mismo, porque todos sois una parte de mí, igual que el resto.

jueves, 10 de octubre de 2013

17. El Lado Oscuro del Otro Lado

ACTUALIZACIÓN, 22/JULIO/2023: Esta entrada era demasiado privada. Nunca debí escribirla y menos sin ser consciente de que no tenía la capacidad emocional suficiente para ello. He borrado casi todo. El Lado Oscuro de El Otro Lado puede verse iluminado de vez en cuando, pero la sombra debe permanecer siempre para que El Otro Lado tenga sentido. Yo me entiendo. Ya no pienso así.

Esta es una entrada personal. Te recomiendo que no sigas leyendo si no te interesa. El único motivo de su publicación es que quería escribirlo en alguna parte donde fuese posible la lectura de alguien totalmente ajeno a mí.

CÓMO HACER UNA PERSONA MORAL, FUERTE Y AUTOSUFICIENTE EN TREINTA SIMPLES PASOS

Y así es como he llegado hasta aquí.
En un principio, comencé a pensar que el destino y la mala suerte se regodeaban conmigo, pero con el tiempo, me di cuenta de que no existen tal cosa como "destino" y "suerte" (y si existen, no van a cambiar en nada mis decisiones), y que las cosas estaban como estaban. Y que tenía muchas cosas por las que lamentarme. Pero muchas más por las que levantarme y moverme. Y que hubiese sido una falta de respeto hacia todas las personas que he visto irse el no luchar. Porque ellos lo hicieron por mí.
Así que, de una manera o de otra, no me cansaré de seguir en pie, luchando por las personas que quiero y por las que creo que se merecen la mejor vida. De una manera o de otra, no quiero cambiar nada de lo que ha sido o de lo que es, porque es eso lo que ha hecho y hace que yo a día de hoy sea Mario Lee.
Lucha por ser feliz en vida, que como digo siempre, "todo en esta vida tiene solución menos la muerte".


LEE, Mario

Recuerdos lejanos:
-Algún día -dije yo-, dentro de mucho, mucho tiempo, todas las personas serán felices y vivirán en armonía-.
-¿Todo el mundo? -Se sorprendió ella-. ¡Pero, Mario, eso es imposible!-
-Deje de creer en lo imposible cuando me di cuenta de que, a pesar de todo, estoy vivo-.

martes, 8 de octubre de 2013

16. Claves y condiciones indispensables para alcanzar la Felicidad

ACTUALIZACIÓN, 22/JULIO/2023: Ya no pienso así, porque no creo en la Felicidad. No me voy a poner a leerlo todo, porque seguro que hay mucha paja, pero habrá también puntos en los que siga de acuerdo y matizaré en una de las últimas entradas de El Otro Lado.

El título de la entrada no es en sí correcto, ya que las claves para alcanzar la Felicidad no son en todos nosotros exactamente las mismas. Pero estaremos de acuerdo cuando digo que existen unas claves y condiciones indispensables para llegar a este punto de satisfacción máxima. Y allá van las claves.

CLAVES PARA ALCANZAR LA FELICIDAD

1. Piensa en qué es lo que quieres conseguir en la vida. Tómate el tiempo que sea necesario hasta que lo tengas claro.

2. Aunque la meta de cada individuo (la Felicidad) puede variar, habrás de tener en cuenta que tu meta no habrá de ser nunca una mezcla de condiciones materiales y de placer meramente corporal (como bien afirmó Aristóteles en su Ética a Nicómaco), pues esa vida jamás será una vida plena, y si una vida no es llena, no es feliz.

3. Tu meta tendrá varios ámbitos que habrán de ser cumplidos para alcanzar la máxima satisfacción. Tendrás que darle prioridad a uno o a otro según el momento en el que se encuentre el camino de tu vida. Es decir; no sería conveniente que en un momento crucial de tu vida laboral para conseguir ese ascenso tan deseado, dedicases más o el mismo tiempo al resto de objetivos a cumplir, como por ejemplo a lograr algún mérito deportivo que puede esperar a otro tiempo. Prioriza siempre según el momento.

4. En el momento en el que tengas claro cuáles son tus objetivos para alcanzar la meta, dedícate a ellos desde un primer momento, recordando el tercer punto, por supuesto.

En un libro muy bueno, cuyo nombre lastimosamente no recuerdo, leí que algunas de las actividades para alcanzar la Felicidad consistían en ocuparte de tu cuerpo.

5. Dedica al menos diez minutos al despertarte a meditar. Piensa en cómo está la situación de todas las cosas que te incumben, pon cada una en su lugar y busca soluciones para las que estén en un mal momento.

6. Dedica algún tiempo (de dos a doce horas semanales) a la actividad física. Esto te relajará y ayudará a colocar las cosas en su lugar. También hará que te veas bien por fuera y te sientas bien contigo mismo.

7. Nunca pienses que un objetivo es inalcanzable, porque no lo es. Tal vez te estés equivocando en que el objetivo al que apuntas no es realmente el objetivo en sí, por lo que tal vez estás apuntando mal.

8. No permitas que nada ni nadie se interponga entre tú y tus objetivos. Tú eres quién eres, y la elección de tus decisiones es únicamente tuya.

9. Aunque es posible que en el pasado se hayan torcido muchas cosas, recuerda que sigues aquí y que todo en esta vida tiene solución salvo la muerte.

CONDICIONES INDISPENSABLES PARA ALCANZAR LA FELICIDAD

1. Disfruta del tiempo con tus seres queridos. Un ser que vive solo y no lucha por encontrar a personas qué querer y que le quieran por ser quién es será incapaz de ser feliz.

2. No te compares con los demás. Calcula tus tiempos en una carrera de cien metros, e intenta batirte a ti mismo, no a Usain Bolt.

3. Tómate tu tiempo para pensar en qué es lo correcto que habrás de hacer, pero una vez lo tengas claro, sigue con esa idea hasta el final, porque, como ya dijo Descartes, la vida no admite dilaciones, y además, éstas provocan inseguridad, sensación con la que no se puede convivir feliz.

4. Disfruta de los pequeños placeres que te da la vida en instantes concretos. Thornton Wilder dijo: "Mi consejo es que no te preguntes por qué o de dónde, sino que disfrutes de tu helado mientras está en el plato. Esta es mi filosofía".

5. Perdona a las personas que te hagan daño. Tanto si lo haces personalmente, como tumbado en tu cama para ti mismo. El rencor es un sentimiento que impide el bienestar con uno mismo.

6. Limítate a practicar el Bien por querer hacerlo, no porque sea una norma ser bueno. Solamente una persona con la conciencia tranquila y a la par buena no por conveniencia sino por elección, podrá ser feliz.


Sí; sé que son cosas que todos sabemos, pero a veces se olvidan. Puede que por ello sea por lo que escasean el Bien o la Felicidad.
Te deseo de todo corazón que tengas una vida plena y feliz.



LEE, Mario

domingo, 21 de julio de 2013

15. Test vital

ACTUALIZACIÓN, 22/JULIO/2023: Ya no pienso así. Nunca tuve derecho a entrometerme en las decisiones personales de los demás que no afectan a terceros.

Esta noche he estado debatiendo un tema peliagudo; de esos que te pican por dentro porque cada uno tiene su opinión y todo el mundo piensa que la suya es mejor o más válida. Consiste en responder a la siguiente pregunta: ¿Tiene derecho todo ser humano, por el simple hecho de serlo, a la vida? Yo creo firmemente que no.
¿Tiene derecho el que mata a seguir viviendo? ¿Tiene derecho el que hace daño por placer a seguir viviendo? ¿Tiene derecho el que viola a "sus semejantes" y les destroza la vida a seguir viviendo? ¿Tiene derecho el que sería capaz de todo (T-O-D-O) para conseguir sus propósitos "materiales" a seguir viviendo? ¿Tiene derecho el que busca problemas por diversión y sólo se encara con los débiles a seguir viviendo? ¿Tiene derecho a la vida el que no hace nada y sólo piensa en sí mismo y en disfrutar, teniendo todas las facilidades del mundo, mientras que tú te partes la crisma por ser feliz día a día?
Llamadme loco, extremista o lo que queráis, pero mi opinión es que no es justo. El derecho a la vida, como cualquier otro derecho, hay que ganárselo. Pongamos un ejemplo:
Se puede conducir sin carné, pero no es lo correcto y se puede provocar un accidente con más facilidad. Por lo tanto, para conducir correctamente, es necesario pasar dos tipos de tests: uno teórico, que nos demuestra que conocemos las reglas de la conducción, y uno práctico, que es donde aplicamos las reglas aprendidas.
En la vida debería ser parecido; debería existir un "Test de Merecimiento a la Vida", que si no lo pasases, no merecerías vivir (obviedades aparte). Este test sería muy amplio, pero muy sencillo. En él, la persona habría de contestar cómo respondería a diferentes hipotéticas situaciones que pueden darse en la vida, con un detector de mentiras, por supuesto. Una de las preguntas que personalmente incluiría sería una que me propuso un proyecto de psicóloga: "Estás solo en una habitación a oscuras. De repente, encienden la luz y tienes ante ti a un hombre que no conoces de nada atado en una silla y una mesa con un maletín lleno de dinero y un arma de fuego. Escuchas una voz por megáfono que te dice que si matas a la persona, puedes llevarte el maletín y nadie sabrá nunca lo que has hecho. ¿Qué haces? En caso negativo, ¿por qué?".
Se realizaría en un intervalo desde los veinte hasta los veinticinco años, y en caso de no superar la prueba no se le consideraría persona y perdería el derecho a la vida como tal. Dependiendo también de cómo no se superase el test, el ser sería eliminado o considerado "mascota" de quien quisiese encargarse de él.
Sé que esto puede sonar "fuerte", pero no todos somos iguales y, por ello, unos merecemos más que otros, simplemente porque nos lo trabajamos más y mejor.
No es justo que el que mata no sea asesinado del mismo modo. No es justo que el que hace daño a los demás no sea torturado. No es justo que el que viole no sienta el mismo daño. No es justo que haya gente que oculta, roba  y venda la patente de la cura de enfermedades a precios descaradísimos. No es justo que el que la tome con el que puede ganar fácilmente, y probablemente en mayoría numérica, no reciba una paliza. No es justo que el que lo tiene todo no haga nada por ayudar a los demás y sólo se dé placer a sí mismo y que no le quiten todo lo que tiene.
Y como no es justo, debería existir este test.

#TodasTenemosDerechoASerMadre

Hace dos días, estaba destacado por Twitter el anterior "hashtag".
Me parece muy lamentable que, viendo como son las personas, se tengan las enormes partes nobles de, primero, decir semejante burrada y, segundo, que Twitter la destaque. Esta clase de cosas fomenta que las personas se tuerzan todavía más y, encima, se crean superiores, cuando son pura escoria. El único argumento que pongo a mi favor será una simple pregunta a todos:
Pensad en todas las personas que conocéis. ¿De verdad pensáis que todas ellas están cualificadas para ser padres? Yo pienso que así es como salen los niños tontos.

Por desgracia, pienso que las personas son como las cosas: cuando se rompen, da igual lo que hagas por arreglarlo, nunca serán como "nuevos"; las personas, una vez formadas, no cambian. Es por ello que hay que "hacerlas" bien.
El único motivo real por el que sería "inmoral" implantar este test, es que si en España (uno de los casos más problemáticos) somos unas 47.000.000 de personas, veinte o treinta no lo pasarían. "-Es que eso es inmoral y muy poco ético-. -Normal, es un genocidio-".

Mario Lee

PD: Espero que ningún imbécil se piense que me refiero en ningún momento a personas discapacitadas.
Paz.

domingo, 2 de junio de 2013

14. El Maracanazo

ACTUALIZACIÓN, 22/JULIO/2023: Mucha paja, no lo voy a leer.

Remontémonos al 16 de julio de 1950, a eso de las tres de la tarde en el Estadio Maracaná, Río de Janeiro. Allí se disputa el partido que decidirá al nuevo campeón del mundo: Brasil o Uruguay.
La primera llega a la cita como clara favorita a ganar el partido: con un juego bonito con el que se ha cargado  en la ronda final a las selecciones de Suecia (7-1) y España (6-1); contando con una auténtica olla a presión de casi doscientos mil aficionados (con muy pocos uruguayos en las gradas); y valiéndole tan sólo el empate para alcanzar el triunfo, ya que Uruguay ha empatado con España (2-2) y ha ganado muy justito a Suecia (3-2).
Los distintos periódicos ya afirman la victoria brasileña y se venden todo tipo de camisetas, atuendos y decoraciones en general de los supuestamente inminentes campeones del mundo. Se llega a los puntos más increíbles en los que se hace entender que una victoria visitante es simplemente imposible.
Juan López Fontana, el entonces seleccionador uruguayo, pide a sus jugadores que jueguen de manera defensiva, para evitar una derrota humillante. Pero el capitán del equipo, Obdulio Varela, dejó claro a sus compañeros lo que ocurriría de hacer eso: "Juancito es un buen hombre, pero ahora se equivoca. Si jugamos para defendernos, nos sucederá lo mismo que a Suecia o España".
Están a punto de saltar al terreno de juego cuando se escuchan todas esas voces corear a su selección desde los túneles, intimidando probablemente a la uruguaya, lo que llevo a Varela a decir la épica frase: "Muchachos, los de afuera son de palo. Que comience la función". Entonces, empezó el partido.
La primera parte finalizó con empate a cero tras numerosos ataques de los poderosos delanteros locales, que buscaban acabar con el partido con una goleada. Aún así, la afición seguía encantada, pues el resultado le valía a Brasil. El júbilo aumentaría cuando dos minutos después de comenzar la segunda parte, marcasen los locales (se llegaron a tirar petardos), y no se detendría con el empate en el minuto sesenta y seis de Schiaffino.
El silencio llegaría con una jugada rápida en el setenta y nueve. Varela se la pasa a Ghiggia, quien se la entrega a Julio Pérez y vuelve a recibir. Alcides Ghiggia se va de Bigode y realiza un disparo que como una bala se coló entre el poste y el guardameta, y que como una bala apagó las casi doscientas mil almas que allí habían.
Los uruguayos defendieron el 1-2 de forma excelente, y cuando el árbitro señaló el final del encuentro, ocurrieron cosas bastante curiosas, dada la completamente inesperada victoria visitante, pero vamos ya a la moraleja de todo esto...
¿Qué fue lo que provocó la derrota de Brasil? ¿El hecho de subestimar a la celeste, que ya había sido campeona del mundo en una ocasión, ocho veces de la Copa de América y de dos títulos olímpicos? ¿El conformarse con el empate a uno? ¿La mala suerte? Nada de eso...
La pregunta más bien debería estar formulada del siguiente modo: ¿Qué fue lo que provocó la victoria de Uruguay, si lo tenía todo en su contra? La respuesta es simple: el coraje; el coraje de Varela que alentó a sus compañeros a creer en la machada, por mucho que los pronósticos estuviesen en su contra. Y cuando llegó el segundo gol, lo imposible se comenzó a tornar real.
Por eso, quiero dejarle claro, querido lector, querida lectora, que si alguna vez tiene una meta que le parezca imposible, en la que todo el mundo le diga que no lo va a conseguir, en la que crea que no da la talla y/o en la que no vea que eso pueda ser siquiera real, si de ello depende parte o toda su felicidad, se deje el alma luchando por su meta y no permita que nadie ni nada puedan influenciar en sus decisiones. Y no se lo niegue. ¿Quién sabe? Puede que dé el Maracanazo.


Mario Lee

martes, 9 de abril de 2013

13. Ley de vida

ACTUALIZACIÓN, 22/JULIO/2023: Ya no pienso así.

Cuando me levanto por las mañanas me suelo quedar media hora más en la cama. No por pereza, ni sueño, sino porque me gusta dedicar esos treinta minutos a evaluar la situación y a reflexionar sobre cómo va a ir el día. La verdad es que te ayuda un poco a saber cómo debes tomarte y enfrentar las diversas cosas. Pero no siempre funciona.
Lo cierto es que hagas lo que hagas por la mañana, reflexiones durante media hora o cincuenta minutos, el día siempre va a funcionar de forma independiente a lo que tengas en mente. Y por ello trae consigo sorpresas de todos los tipos; sorpresas inesperadas, impactantes, desagradables, predecibles, maravillosas o simplemente detalles tontos que trae la vida y que no afectan normalmente a nuestro ámbito de decisiones.
Supongo que son estas sorpresas las que hacen la vida, ¿no? No tendría ningún tipo de emoción saber con absoluta o prácticamente absoluta certeza cómo va a salir el día, porque para ello todos tendríamos que ser una especie de robots programados sin sentimientos ni emociones. Y lo que se debe a la existencia de estas sorpresas es la carencia de control por nuestra parte.
No controlamos el tiempo; no podemos modificar el ayer, detenerlo a placer o hacer un mañana a nuestro gusto. No controlamos la naturaleza; no podemos parar un terremoto, la erupción de un volcán, un tsunami o una enfermedad terminal. No controlamos las decisiones de las demás personas, que a veces hacen cosas que no entendemos y quisiésemos ser ellos para poder cambiarlo. Por no controlar, no controlamos ni nuestra propia vida. Podemos salir de casa con la intención de coger el pan del supermercado y caernos por las escaleras o, a media distancia, ser atropellados.
Es ley de vida; nacer, vivir y morir. Pero creo que con tanta sorpresa alrededor nos estamos olvidando del segundo paso. Y lo peor de todo esto es que no sabemos cuándo llegará el tercero.
Es por ello por lo que quiero (necesito) pedir que olvidemos todo aquello que no podamos conseguir. No digo que no luchemos por lo que queremos, sino que si no lo alcanzamos o si no lo conseguimos, no nos quedemos demasiado tiempo en decepción, porque no merece la pena; es una pérdida de tiempo. La vida es demasiado corta como para pasársela amargado (qué hipocresía la mía).
Propongo que busquéis algo pequeño que lleváis dentro. No sé explicar qué es exactamente, pero es algo que llena todo el interior y que no se puede perder; que si lo encontráis, lo tendréis siempre. A partir de ahí, solamente tenéis que hacer lo que os diga vuestro ser. Palabra.
Tal vez no haya tardado demasiado en aprender a ser feliz. ¿Por qué? Por vivir.


Mario Lee

lunes, 11 de febrero de 2013

12. Mera palabrería

ACTUALIZACIÓN, 22/JULIO/2023: Ay, Dios, ¿pero por qué nadie me dijo que dejara de ser tan subnormal? No, efectivamente ya no pienso así.

Dije que haría una entrada semanal los viernes, pero hago lo que me viene en gana. Dije que cuando fuese mayor sería astronauta, pero voy para la carrera de Filosofía. Dije que quería ser mosquetero, pero me habré quedado en un D'Artagnan. Dije que la Champions la ganaría el Madrid o el Barça, pero ninguno de los dos llegó a la final. Dije que estudiaría con antelación, pero siempre acabo mirando las cosas por la mañana del examen.
Dije que me iría pronto de Albal, pero llevo nueve años en el pueblo. Dije que no duraría mucho, pero he sobrevenido a todo tipo de caídas y golpes, y he llegado tarde a un tren de Atocha un 11 de marzo. Dije que el odio era un sentimiento horrible, pero todas las mañanas me miro en el espejo y noto una sensación de rechazo. Dije que la amistad verdadera existía, pero ahora lo dudo porque me han fallado en repetidas ocasiones.
Dije que Dios era misericordioso y benevolente, pero sé desde hace nueve años que no existe tal ser todopoderoso. Dije que la homosexualidad era una enfermedad, pero acabé comprendiendo que el enfermo era yo y acabé captando que el amor no entiende de sexo o raza. Dije que cambiaría muchas cosas en el mundo, pero ahora todo me da igual. Dije que todo el mundo merecía una oportunidad, pero ahora comprendo que hay personas que nunca cambiarán. Y también dije que acabaría rindiéndome y claudicando, pero aquí sigo, al pie del cañón.
Y al final, me he dado cuenta de que he hablado demasiado antes de tiempo y de que en vez de actuar, he perdido el tiempo con mera palabrería: ni me he puesto a escribir cuando tocaba (ni lo voy a hacer); ni seré astronauta; ni estudio o estudiaré con antelación; ni me he ido de Albal; ni creo o creeré en Dios; ni la homosexualidad es una enfermedad, ni yo quién para juzgar cómo deben ser las cosas; ni cambiaré el mundo, ni el mundo a mí; ni me rendiré jamás.
Siempre he creído (y lo sigo creyendo) que las palabras son nuestra arma más fuerte. Pueden animar, hacer sonreír, hundir o clavarse como puñaladas. Nosotros elegimos lo que queremos hacer con ellas, y usarlas para el Bien nos ayudará a obrar de forma justa. Pero en ocasiones, eso no basta. Y es que a veces, hay que actuar, porque nos pasamos de la raya hablando y no hacemos nada.
Decimos que haremos muchísimas cosas, y probablemente, las haríamos, pero el caso es que no lo demostramos, ya sea a nosotros mismos o a otros.
Así que os invito a todos a medir nuestras palabras de ahora en adelante, solo decir lo que sintamos realmente como verdadero y demostrarlo día a día.

Como cierto personaje grande, pondré una "frase del momento": "Dije que la vida era una broma, no que la broma tuviera gracia".

Y de paso una canción: http://www.youtube.com/watch?v=EuXtMYBOlbA

Mario Lee

PD: Por favor, perdonad el pesimismo. O no lo hagáis; sinceramente, me da igual.