ACTUALIZACIÓN, 22/JULIO/2023: Mucha paja, no lo voy a leer, pero estoy casi seguro de que ya no pienso así en la mayoría de lo escrito. A fecha de hoy no creo en la Felicidad como algo positivo.
Lamento tener que disculparme de nuevo por el retraso en escribir, pero menudo mesecito y menuda semanita de exámenes. Una semana en la que también las clases de Filosofía me han resultado, a parte de un poquitillo horribles por el horario, bastante reflexivas.
Este curso estoy trabajando, en la primera evaluación, a Aristóteles, un filósofo que no me ha gustado tanto como su maestro (Platón), pero que tiene un concepto de 'felicidad' que me ha transmitido mucha serenidad y me ha dado un poco de esperanza para seguir creyendo.
Según Aristóteles, para alcanzar la verdadera felicidad como ser humano, es importante tener ciertas virtudes (como el valor, la justicia, la generosidad o la prudencia) en un término medio, ya que la carencia de valor (por ejemplo) implica cobardía y su exceso temeridad. Con todo esto, uno se convierte en "el hombre excelente"; una persona justa y moderada, que basa su vida en la razón para alcanzar los placeres más puros.
Ahora podemos empezar con los bienes. Un bien es todo aquello que produce placer al hombre y que puede ser alcanzado por éste. Pero eso, por supuesto, no le concede la verdadera felicidad. Dado que en la encuesta que hice sobre qué era lo que más feliz os hace en la vida, la respuesta más votada fue la de el objetivo de lograr encontrar el amor, lo pondré como ejemplo.
Supongamos que estamos en una semana en la que el miércoles es fiesta nacional y queremos aprovechar para quedar para tomar algo y charlar con una persona muy especial. Con esto, lo que queremos conseguir es hacerla reír y disfrutar de un tiempo agradable. Eso sería el bien inmediato, dado que es placentero. Pero nosotros queremos ir más allá. El quedar con esa persona nos acerca más a ella, para así ir ganándonos su confianza y, un día, poder estar juntos (por lo que vamos usando un bien como medio para alcanzar uno superior). Estando juntos, si la cosa va adelante, llega el compromiso y, lo que nosotros deseamos más que nada (por ejemplo) es tener una vida tranquila con nuestra familia, teniendo un trabajo estable y dos o tres hijos. Si alcanzamos este propósito, habremos alcanzado el Bien Supremo, que no es otra cosa que la felicidad (la verdadera felicidad).
No me extraña en absoluto que el Bien Supremo para muchos sea encontrar el amor, porque que una persona te llegue a querer incondicionalmente, simplemente por ser quién eres, conociendo tus defectos y decidiendo convivir con ellos, porque haces que se levante con una sonrisa en la cara todas las mañanas y ello, obviamente, te haga feliz. Eso es algo muy grande.
Claro que he de admitir que para mí el Bien Supremo es algo más. Es como si tuviese que utilizar bienes como medio para alcanzar algo más alto, una especie de "bien superior" y que todos ellos juntos forman el Bien Supremo. Es como la típica lista de propósitos que algunos nos hacemos en la vida. Entre los míos destacan: "3. Formar una familia.", "5. Cuidar a los míos.", "2. Buscar una solución para tener un mundo mejor.", "6. Ser feliz.".
Para cumplir este último, necesitaré que los míos se sientan protegidos y felices, tener alguien con quien compartir mi aventura por la vida y, a poder ser, alguien a quien enseñar todo lo que sé y tratar de hacer algo para que las personas se den cuenta de que a pesar de nuestras diferencias físicas y culturales, todos somos lo mismo (personas) y debemos comportarnos como hermanos, en lugar de hacer la guerra.
Es un Bien Supremo difícil, unos dirían que inalcanzable por este último, más que nada porque la humanidad deja poca fe a tener en ella. Pero para lograrlo no necesito creer en la humanidad. Me basta con creer en mí mismo.
Mario Lee