ACTUALIZACIÓN, 22/JULIO/2023: Paso de leer todo esto. Seguro que es casi todo paja y que ya no pienso así en la mayoría de lo escrito.
Disculpad mi retraso en escribir una entrada, pero entre unas cosas y otras, tengo poco tiempo frente el ordenador, sobretodo con esto del verano, que me deja un poco "fuera de la rutina".
Como casi todos sabréis, existe un cabo al final de la comunidad gallega que fue bautizado con el nombre de
Finisterre por los romanos, a causa de su determinada ubicación. La palabra en sí proviene del latín (
finis terrae) y significa literalmente 'el final de la Tierra'. Fisterra (en gallego) fue considerado durante mucho tiempo el cabo más alejado del mundo conocido, pues si se pensaba que la Tierra era cuadrada, más allá del borde no había nada.
Cabo Finisterre.
Bueno, pues resulta que los romanos se equivocaron. Tras los planteamientos de otros grandes sabios con la intención de querer demostrar que la Tierra era redonda, Cristóbal Colón (lugar discutido, 1436-1456 [¿?] - Valladolid, España, 20 de mayo de 1506) decide realizar un viaje directo por el Atlántico hacia Asia oriental, pues vendría muy bien para futuras negociaciones sin tener que pagar impuestos a otras potencias, como Portugal, que se había otorgado el monopolio de la navegación por el Atlántico (exceptuando las islas Canarias).
Su mayor problema no fue, sin embargo, tener que demostrar que la Tierra es redonda, pues sus sabios contemporáneos estaban de acuerdo, sino que el tamaño de la circunferencia planetaria era mayor de lo que afirmaba Colón. Éste decía que había una separación de 135º entre Europa y Asia y en realidad son 229º. Como se puede ver, Colón creía que Asia y Europa estaban mucho más cerca y, de no haberse topado con un continente nuevo, habría muerto a manos de sus marineros amotinados el mismo día siguiente.
Todo se debió a un simple error de cálculo.
Y ahora que estamos bien situados, voy a donde quería.
Tanto en tiempos grecorromanos y en la Alta Edad Media, cuando se creía en el geocentrismo y en la forma cuadrada de la Tierra (mayoritariamente), como en la Baja Edad Media, en la que, aunque sigue predominando el teocentrismo con mucha fuerza, se empiezan a tener en cuenta temas como reconsiderar la forma del planeta, la verdad, es que en ninguno de esos tiempos, nadie se planteó que entre Europa y Asia hubiese otro continente.
Para unos, la Tierra era cuadrada y tenía un borde, donde más allá de él no había más que un precipicio y, para otros, cabía la posibilidad de que el planeta tuviese una forma redonda, y, por lo tanto, que se pudiera realizar un viaje directo de Europa a Asia. Pero lo cierto es que nadie pensó en la probabilidad de que Colón se encontrase con América. Todos, de un modo o de otro, pensaban que el mundo acababa en Finisterre. Y aquí viene la reflexión que yo quería hacer.
Hay momentos en la vida en los que no tenemos fuerzas para seguir, es como si el mundo se nos viniese encima y cayésemos de rodillas con ganas de gritar fuerte y desesperados porque no sabemos como salir de la situación. Y es como estar en Finisterre, porque pensamos que más allá no hay nada, porque todo lo que queríamos se ha ido.
Pero lo cierto es que si hay algo. Y si no nos levantamos y cogemos un barco para ponernos a navegar como hizo Colón, jamás encontraremos nuestro continente, nuestro Nuevo Mundo. Obviamente, la travesía puede hacérsenos interminable y hasta ser dolorosa, porque es difícil encontrar algo donde no vemos nada, pero, como dice el dicho, "el que la busca, la encuentra" y está más que claro que estar parados en un sitio de rodillas no nos va a traer ningún bien, porque las cosas hay que trabajárselas, como dice otro dicho: "el que algo quiere, algo le cuesta".
Así que, damas y caballeros, es hora de que se levanten y se vayan a cumplir sus sueños, porque solos no se harán.
Mario Lee
PD: Ahora con la vuelta de septiembre, volveré a hacer entradas con más constancia.